¿QUÉ ES EL SÍNDROME DEL PIRAMIDAL?
El acortamiento del músculo
piramidal o piriforme, produce una compresión del nervio ciático. También se le
conoce como síndrome del piriforme.
El recorrido de este nervio
comienza a nivel de la columna lumbar hacia las piernas, por lo que una
compresión a nivel del músculo piramidal se manifestará en forma de
adormecimiento, hormigueo y dolor en el recorrido del nervio ciático, generando
así una pseudociática.
Anatomía y biomecánica del músculo piramidal
Este músculo se origina en la
parte antero-interna del sacro y cápsula de la articulación sacro iliaca a la
superficie superior del trocánter mayor. Se encuentra en la parte más profunda
de la zona glútea.
El músculo piramidal es uno de
los 6 rotadores cortos. Su función principal es rotación externa de cadera.
También ayuda a la separación de cadera cuando ésta se encuentra en flexión de
90º, y desde esta posición funciona como rotador interno.
Está inervado por el nervio
ciático (S1-S2). Dicha inervación puede sufrir variaciones anatómicas, puesto
que las raíces pueden situarse por debajo del músculo, una rama atravesando el
propio músculo y la otra por debajo, una rama por arriba y otra por debajo o
que ambas ramas atraviesen el músculo.
Causas del síndrome piramidal
Relacionadas con la actividad
física: no descansar lo suficiente, sobre entrenamiento (SSE), no realizar
calentamiento antes de la actividad deportiva y no estirar tras la misma,
realizar deporte de impacto sobre suelo duro, etc.
Todas estas malas praxis, llevan
al músculo piramidal a un estado de fatiga, sufre de espasmo y no pueda recuperarse, provocando
esta sintomatología.
Por estructuras anatómicas, como
una escoliosis o una dismetría de las piernas, pueden llevar al mantenimiento
de este músculo en tensión por una compensación al buscar la estabilidad de la
pelvis.
Disfunciones pélvicas o sacras
que provoquen tensión muscular: el piramidal crea un eje virtual para la
movilidad sacroilíaca interviniendo también en sus posibles disfunciones.
Disfunciones en relación al suelo
pélvico también pueden afectar al piramidal
Cirugías en la región abdominal y
la cadera, de forma frecuente, provocan la formación de adherencias que alteran
la estructura y dinámica del tronco pudiendo crear disfunción del músculo
piriforme.
Síntomas del síndrome piramidal
El principal síntoma de este
síndrome es una fuerte molestia o dolor en la zona glútea, como una sensación
de “mordisco”, en la que a veces puede incluso existir un compromiso a nivel
nervioso y acompañarse de sensación de hormigueo, acorchamiento o
entumecimiento. Este dolor puede aparecer como un latigazo, como sensación de
quemazón, incluso como un dolor sordo.
Por la compresión nerviosa, el
dolor del músculo piramidal puede llegar a diferentes distancias del recorrido
nervioso:
Cuando nos encontramos frente a
un músculo piramidal acortado o espasmado, podemos tener puntos gatillo
activos, los cuales nos van a dar un dolor referido desde la zona glútea hasta
la cara posterior del muslo, sin sobrepasar la rodilla.
En ocasiones los puntos gatillo
de este músculo, pueden activar como consecuencia los de la musculatura de su
alrededor, es decir, glúteo medio y menor. Esta musculatura se manifiesta con
un dolor referido que puede bajar hasta el tobillo, recorriendo toda la cara
posterior de la pierna.
En caso de existir un
atrapamiento del nervio ciático, el dolor se manifiesta a lo largo de todo el
trayecto del nervio.
La necesidad de cambios
posturales al estar un tiempo sentados para intentar aliviar el dolor.
El aumento de dolor por estar un
tiempo prolongado: sentados, de pie, durante la marcha, al incorporarnos desde
la posición de estar sentados y también al cargar peso.
Encontramos mayor dificultad para
cruzar las piernas.
Cuando estamos tumbados boca
arriba, la pierna del músculo piramidal afectado, se encuentra en rotación
externa, por lo que con frecuencia encontramos esta pierna más corta respecto a
la otra.
Diagnóstico del síndrome del piramidal
En este síndrome es importante
llevar a cabo un diagnóstico diferencial, puesto que no debemos confundir esta
enfermedad con una lesión de ciática. El dolor que manifiesta un atrapamiento
del nervio ciático desde su origen en la columna lumbar, puede irradiarse hasta
los dedos de los pies, mientras que en el caso del síndrome del piramidal el
dolor recorre la parte posterior del muslo sin sobrepasar la rodilla. Por eso
diremos que es una pseudociática o una falsa ciática.
Fisioterapia aplicada al síndrome del piriforme
En cuanto a terapia física, el
objetivo principal es eliminar los factores que favorecen que se produzca este
síndrome en el día a día del paciente.
En la terapia manual, el objetivo
principal es relajar el músculo. Para ello se llevan a cabo las siguientes
técnicas:
- · Masaje de descarga sobre las bandas tensas musculares.
- · Trataremos el músculo con técnicas de presión sobre los puntos gatillo miofasciales, incluso en ocasiones con técnicas más invasivas como punción seca o EPI (Electrolisis Percutánea Intratiruslar).
- · Tratamiento de la musculatura de alrededor, sobre todo la que por una posible coactivación muscular pueda verse también espasmada (glúteos, musculatura pelvitrocantérea e isquiotibiales).
- · Explorar las articulaciones en las que el músculo tiene relación, ya que pueden verse afectadas por una hipomovilidad o una biomecánica incorrecta provocando que el músculo tenga mayor tensión.
- · Estiramientos de forma pasiva, asistida y/o activa del músculo piramidal y de la musculatura que pueda verse implicada. Enseñar dichos ejercicios para que los pacientes los lleven a cabo de forma precisa, específica y pautada.
Acude a Fisioterapia si presentas algún síntoma. Para el tratamiento
del síndrome piramidal, se optará primero por seguir un tratamiento conservador
como los nombrados anteriormente. Si no resulta eficaz, el paciente tendría que
someterse a una operación quirúrgica realizada por un médico especialista.
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